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Salmos 121:2-4
“Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero ni se dormirá el que te guarda. Por cierto, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel”.
Al instalarse el invierno sobre el hemisferio del norte de nuestro planeta, muchas clases de criaturas se están preparando para la hibernación. La verdadera hibernación es mucho más que sólo un sueño profundo y prolongado. De hecho, muchos animales que popularmente se cree que hibernan, como los osos, no son verdaderos hibernadores. La temperatura del cuerpo de un oso en el invierno rara vez cae bajo 86 grados, así que los osos fácilmente se despiertan. Los verdaderos hibernadores en realidad necesitan varias horas para despertarse.
La ardilla de tierra es un verdadero hibernador. Su patrón de hibernación se acciona por un reloj interno que causa cambios hormonales. Estos cambios no sólo reducen la temperatura, la respiración metabólica y el ritmo cardiaco de la ardilla, sino que también cambia la forma en que su sistema nervioso y membranas celulares operan. Si el sistema nervioso de la ardilla y la operación de la membrana celular no se modificaran para la hibernación, los otros cambios la matarían.
Una vez que la ardilla está en una verdadera hibernación, su temperatura corporal cae hasta 35 F (1.6 C) aproximadamente, su ritmo cardiaco cae de 350 latidos por minuto alrededor de 3 latidos por minuto, y respirará sólo una vez cada varios minutos.
Los vastos y complejos cambios internos que deben darse en la hibernación, afectando la función de toda célula, nos muestra que la hibernación es una habilidad que fue integrada en muchas criaturas. Si todos estos cambios fueran debido a accidentes genéticos, no habría animales que hibernen hoy en día. Todos habrían muerto intentando encontrar la combinación correcta de cambios internos para permitir que la hibernación se de.
Prayer:
Amado Padre Celestial, Yo veo tu amor por todo lo que Tú has hecho, por las maneras que Tú has provisto para el bien de todas tus criaturas. ¡Si Tú eres su Padre a través de un cuidado tan tierno y amoroso, cuanto más serás mi Padre en nombre de tu Hijo Cristo Jesús! Amén.
Notes:
Fleming, Carol B. 1984. “How do animals hibernate?” Science 84, p. 28. Photo: Pixabay (PD)