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Levítico 11:44a
“Yo soy Jehová, vuestro Dios. Vosotros por tanto os santificaréis y seréis santos, porque yo soy santo. Así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra”.
¿Es el bien y el mal realmente un asunto de hacer lo que usted piensa que es lo mejor? ¿Qué tiene que ver la moralidad con los orígenes?
A menudo hoy en día escuchamos que el bien y el mal es realmente un asunto de hacer lo que usted piensa que es lo correcto o lo equivocado en una situación dada. Esta idea de que el bien y el mal dependen de la situación y de lo que usted piensa, viene del punto de vista que los humanos no son más que animales evolucionados. De acuerdo a esta idea, no tenemos nadie ante quien dar cuentas que nosotros mismos. Nosotros debemos explorar y descubrir por nosotros mismos lo que está bien o mal.
Pero de acuerdo a las enseñanzas de la Biblia sobre la creación, fuimos creados por un Dios todo sabio y poderoso. Él nos diseñó y nos hizo, y Él sabe qué actividades son destructivas para nosotros y cuales son buenas para nosotros. ¡Más allá de eso, al ser nuestro Creador, le pertenecemos – en su totalidad! Él tiene todo derecho sobre nosotros, incluyendo el derecho de que le demos cuentas de nuestras decisiones y acciones. Sus mandamientos y reglas para vivir se nos dan por otra razón; Él sabe que las actividades y actitudes que alientan son saludables para nosotros, mientras que quebrantar sus leyes nos hace daño. Él no quiere vernos heridos.
Así que los mandamientos de Dios son absolutos y nosotros somos responsables de guardarlos. Desafortunadamente, todos los hemos quebrantado. Afortunadamente, Él conoce nuestra condición y todavía nos amó lo suficiente para enviar a Su único Hijo para rescatarnos del pecado. La creación nos muestra en donde están fundamentados nuestros pecados y donde está fundamentada nuestra salvación y, lo que realmente significa ser criaturas de Dios.
Prayer:
Amado Padre celestial, aunque Tu ley refleja Tu voluntad para nosotros para que no nos destruyamos, al mismo tiempo nos acusa de pecadores, ya que ninguno de nosotros podemos mantener Tu ley perfectamente. Por esta razón te agradezco que hayas enviado a Tu Hijo, Cristo Jesús, para que a través de Él yo sea perdonado y restaurado para Ti. Amén.
Notes: