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Efesios 2:10
“…pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”.
¡Imagínese, descansando no solo por días sin fin, sino por meses enteros! Y mientras pasan los meses durmiendo, usted se enflaquece y se hace más muscular. El estilo de vida del oso suena como el sueño de un tele adicto.
Este estilo de vida causaría que nuestros huesos se pongan débiles y más pequeños, y haría que el nivel de calcio de nuestra sangre sea lo suficientemente alto como para matarnos. No sólo perderíamos hueso, sino también perderíamos músculo y ganaríamos grasa, al estar descansando todo el día. Todos sabemos lo que les sucede a los tele adictos. Pero los osos, son diferentes y los científicos han estado perplejos de aprender que los osos no sufren de pérdida de hueso, y que no pierden músculo durante sus descansos de invierno – ellos en realidad no duermen todo el invierno, pero si descansan mucho. Además, no comen, ni toman, ni utilizan el baño durante todo el invierno – una rutina que mataría a la mayoría de las criaturas en menos de una semana.
Los investigadores creen que han encontrado el químico en la sangre del oso que previene la pérdida de hueso durante una larga inactividad. Este químico está bajo investigación para su posible uso en el tratamiento de la osteoporosis humana. Los osos evitan las visitas al baño porque químicamente cambian sus propios desechos en proteínas. El hecho de que los científicos estudien como funcionan las cosas en la creación para mejorar como hacemos las cosas es un tributo a la destreza del Creador, incluso, si los científicos rehúsan admitir Su existencia y actividad.
Prayer:
Amado Padre, dales fuerzas y sabiduría a aquellos que estudian como Tu has hecho la creación para mejorar como hacemos las cosas, no sólo para nuestro beneficio terrenal, sino también para que, viendo Tu Mano, puedan venir a Ti a través de Cristo Jesús. En Su Nombre. Amén.
Ref: Ingrid Wickelgren, “Bone Loss and the Three Bears: A circulating secret of skeletal stability”, Science News, Volumen 134, 24 y 31 de diciembre de 1988, pp.424-425. Foto: Oso pardo en Noruega. Cortesía de Taral Jansen. (CC-BY-SA 3.0)
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