Salmos 147:9
“Él da a la bestia su mantenimiento y a los hijos de los cuervos que claman”.

Si nos comparamos a nosotros mismos con cualquiera de los otros seres vivientes sobre la tierra, nuestras habilidades no son muy impresionantes.

Un camello puede cargar 1000 libras por 48 kilómetros  a través del desierto todos los días.  Como ser humano, yo me canso solo en pensar caminar 48 kilómetros con mis bolsillos vacíos.  El avestruz puede correr a 48 kilómetros  por hora, más rápido de lo que iría mi carro en horas pico. El Veloz Hindú (Indian Swift) puede volar a más de 160 kilómetros  por hora.  La trompa del elefante tiene 40.000 músculos.  Esto es 70 veces más el número de músculos en todo nuestro cuerpo.  Sin embargo, su trompa puede derrumbar un árbol o levantar un alfiler.  Muchos de nosotros no podemos hacer ninguna de estas dos cosas en el primer intento.  

La pulga puede saltar 350 veces su propia longitud, un total de 33 centímetros.  Esto equivale a que nosotros saltemos a 600 metros en el aire.  La mayoría de nosotros no podemos saltar más que 60 centímetros de la tierra.  De lo que podemos ver, 33 centímetros es justo lo necesario si esta pulga está buscando un lindo y afectivo perro sobre el cual criar una familia.  Un diminuto insecto llamado mosquito bate  mueve sus alas sorprendentemente 133.000 veces por segundo.  Esto es cien veces más rápido de lo que usted puede parpadear su ojo.

Los humanos pueden utilizar su intelecto superior para construir las máquinas que necesitan.  Y con estas máquinas, pueden superar a cualquiera de estas criaturas.  Sin embargo, Dios hizo simplemente un regalo a los animales al proveerles de las habilidades especializadas que necesitan.  Dios espera que sigamos Su ejemplo y diseño y que construyamos lo que necesitemos.  Si miramos cuidadosamente, veremos que nuestro Creador nos ha dado todos los materiales y todas las ideas que necesitamos dentro de la creación.  Nadie puede decir que a Él no le importa lo que hagamos con nuestras vidas en la tierra.
  

Prayer:
Padre celestial, una vez más recuerdo que a Ti si te importa lo que hago con mi vida. Ayúdame a ver Tu voluntad cada día y dame Tu gracia para seguir Tu voluntad. En nombre de Cristo Jesús, Quien es perfecto ante Ti por mi. Amén.

Notes:
Animal athletes. Science Digest, Sept., 1983. p. 20.

Share this: