Salmos 16:2-3
“Alma mía, dijiste a Jehová: ‘Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti’. Para los santos que están en la tierra y para los íntegros es toda mi complacencia”.

Muchas personas piensan que la inteligencia del hombre es lo que le diferencia de los animales. Esta idea está fundamentada sobre la teoría evolucionista que el hombre es la criatura más inteligente que ha evolucionado recientemente.  También está edificada sobre la idea evolucionista de que el hombre no tiene tal cosa como un alma.

Los investigadores saben ahora que los Chimpancés solo porque no pueden hablar no significan que no han aprendido nada del entrenamiento del lenguaje. Los investigadores en la Universidad de Pensilvania probaron las habilidades matemáticas de los chimpancés que habían recibido un entrenamiento en lenguaje contra los chimpancés que solo habían aprendido a hacer trabajos simples.  Todos los chimpancés sin entrenamiento de lenguaje reprobaron sus exámenes.

Sin embargo, el chimpancé que se había graduado de 18 meses de entrenamiento de lenguaje parecía entender números pequeños, fracciones, y mostraron habilidades analíticas.  Cuando se le pidió que una números iguales de diferentes objetos, el chimpancé con entrenamiento de lenguaje estuvo correcto en un 91 por ciento del tiempo.  Entonces al chimpancé se le dio fracciones en un disco de madera.  La mitad del disco representaba una mitad, un cuarto del disco, un-cuarto, y así sucesivamente.  Luego se le pidió al chimpancé que una aquellas fracciones con vasos de agua que estaban llenos hasta la mitad, un cuarto, y así por el estilo.  El chimpancé tuvo una puntuación del 88 por ciento en este ejercicio.

La habilidad humana en las matemáticas está mucho más allá del nivel del chimpancé.  Por otra parte, los seres humanos no solo tienen un alma sino que es un alma que está hecha a la imagen de Dios y eso nos diferencia de los animales.  El hecho es que Dios nos dio la habilidad de tener una relación con Él a través de Su Hijo, Jesucristo.

Prayer:
Te agradezco, Padre, que cuando estuve lejos de Ti y estaba cautivo del pecado, la muerte, y del diablo, Tú enviaste a Tu Hijo Jesucristo para rescatarme. Ayúdame a crecer aún más cerca de Ti al leer, estudiar, y aplicar Tu palabra en mi vida. En nombre de Cristo Jesús. Amén.

Notes:
Teaching an Old Chimp New Math. Science News, Dec. 5, 1981. P. 363

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