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Salmos 104:27-28
“Todos ellos esperan en ti, para que les des la comida a su tiempo. Tú les das y ellos recogen; abres tu mano y se sacian de bien.”
La superficie de la tierra entre 50 a 150 pies bajo la gran cubierta del bosque tropical es oscuro, húmedo, todavía dominado por un mundo de grandes columnas de troncos de árboles. Dentro de esos troncos y algunas de las huecas ramas gigantes que se extienden de ellos yace el secreto de la vida de la marquesina misma.
Un bosque tropical por lo general recibe 12 o más pies de lluvia por año. La lluvia se lleva de la tierra la mayoría de los nitratos que necesitan los árboles para crecer. Aquí es donde entran los murciélagos. Pues, los árboles necesitan una fuente rica de nutrientes que constantemente está siendo sustituida.
Por lo general estos inmensos árboles son huecos por dentro. Muchos tipos de criaturas diferentes, incluyendo murciélagos de fruta, entran en los árboles huecos a través de varias aperturas. Los murciélagos de frutas encuentran lugares ideales para dormir durante el día dentro de estas ramas grandes y huecas que se extienden como cavernas desde los troncos de los árboles huecos. La capa que se va acumulando de guano de murciélago dentro del árbol mismo es una de las fuentes más ricas de nitratos conocidos. ¡Así que los murciélagos proveen al árbol los nitratos que necesita a cambio de un hogar protegido durante el día!
En un sentido muy real, los murciélagos de fruta son el sistema de colección y transportación de los materiales crudos que hacen posible la marquesina del bosque tropical y sus millones de residentes. El Creador ha ingeniado una manera de proveer para las necesidades de muchas criaturas. ¡Realmente el Señor si provee a todo ser viviente con el alimento de la forma precisa que necesita!
Oración: Querido Señor, oro que Tú me llenes con el mismo amor que tienes por las criaturas de Tu maravillosa creación. Y así mismo como el bosque tropical debe mirar hacia el murciélago de fruta para subsistir, ayúdame siempre a buscar a mi Salvador, Jesucristo, por la vida. Amén.