Romanos 11:33-36
“¡Profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!, porque, ¿quién entendió la mente del Señor? ¿o quién fue su consejero? ¿Quién le dio a él primero, para que le fuera recompensado?, porque de él, por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”.

Su mundo cristalino puede parecer como de otro planeta mientras pasan nadando por medio de cristales monolíticos más grandes que ellos mismos y hacia abajo a canales revestidos por piedras grandes casi transparentes a menudo adecuadas a la forma.  Pero este mundo exótico no está en otro planeta.  Puede estar debajo de sus pies.
    
Mientras que la arena mojada de la playa a veces puede parecer completamente sin vida, está literalmente saturada con vida.  Bajo un microscopio, usted podría ver un sin número de criaturas, algunas de ellas tan pequeñas que en realidad pueden nadar en pequeñas cantidades de agua entre los granos de la arena.  Podría haber diminutas pulgas de arena que fueron llevadas a la orilla, pareciendo como gigantes junto a los dinoflagellates que nadan libremente entre los granos.  El microscopio también puede mostrar diminutas lombrices marinas y crustáceos de formas inimaginables navegando por canales que pueden ser más pequeños que un cabello humano.  Incluso si usted tomara arena seca más arriba de la línea del agua y le añade agua, usted pronto podría encontrarla abarrotada de los mismos tipos de vida.

El pecado del hombre ha causado una destrucción indecible en la perfecta forma de la creación de Dios.  Sin embargo, la creación original fue tan vibrante y maravillosa que incluso la sombra presente de lo que Dios originalmente hizo está saturada de vida y belleza.  ¡Aun cuando nuestros mejores científicos no pueden ni esperan crear nada como esto, quién entre nosotros  criaturas podría siquiera imaginarse crear tales maravillas!
  

Prayer:
Amado Señor Cristo Jesús, las maravillas que fueron hechas a través de Ti están más allá de la habilidad de mi imaginación. Ayúdame a siempre recordar que yo miro hacia unos nuevos cielos y tierra, aun después de haber sido hecho una nueva criatura a través de Tu obra salvadora. Amén.

Notes:
William H. Amos, “The Living Sand,” National Geographic, Vol.127, NO.6, June, 1965, pp.820-833.

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