Génesis 1:14
“Dijo luego Dios: ‘Haya lumbreras en el firmamento de los cielos para separar el día de la noche, que sirvan de señales para las estaciones, los días y los años…’”

¿Sabía usted que no existió el día 5 de octubre de 1582?  Inclusive no hubo un 6 de octubre aquel año. ¿Por qué?  La historia empieza con la órbita de la Tierra.  Un año tiene exactamente 365 días, 5 horas y 48 minutos más largo.  Esto significa que cada año cuando el día de su nacimiento llega, la Tierra no se encuentra exactamente donde estaba en su órbita el día que usted nació.  Aunque el error de once minutos es pequeño, sí se suma a lo largo de cientos de años.

El calendario Juliano, con su año bisiesto cada cuatro años ayudó a corregir este problema en cierta medida, pero no completamente.  Esto es debido a que el año no tiene del todo 365 y un cuarto de día de largo.  A lo largo de 1600 años de existencia, los minutos y segundos no reflejados en el calendario Juliano se sumaron.  Así que en 1582, el Papa Gregorio XIII anunció refinamientos al calendario al añadir años bisiestos.  Además, cada 400 años, un año que termina en “00” recibía un día bisiesto.  Este sistema mantiene al calendario preciso a un día cada 3.300 años.  El antiguo calendario se había hecho inexacto por diez días a lo largo de sus 1.600 años de uso.  ¡Para corregirlo, el Papa Gregorio declaró que el 4 de octubre de 1582 debía ser seguido por el 15 de octubre!

El hecho de que el hombre ha estado haciendo calendarios bastante exactos refleja su inteligencia, que fue dada desde el principio por un Creador inteligente.

Oración: Padre, ayúdame a utilizar mí tiempo en Tu servicio y para Tu gloria. Amén.

Notas: Discover, 2/00, “Arreglando el calendario”. Pintura: Papa Gregorio XIII. (PD)

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