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Génesis 1:31
“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto... “
¿A alguien le gusta el gusano parásito Schistosoma? Este parásito provoca una enfermedad llamada Esquistosomiasis, que afecta el tracto urinario o los intestinos, provocando diarreas dolorosas entre otras afecciones. En los niños, puede causar problemas de crecimiento y aprendizaje. La Esquistosomiasis a menudo se llama enfermedad de los caracoles. Ciertos caracoles de agua dulce pueden ser infectados por este gusano parásito, y así es como puede llegar a los humanos.
El ciclo de vida del Schistosoma es muy complejo. Sufre no menos de siete etapas diferentes en su ciclo, algunas de las cuales ocurren dentro del caracol. Las mariposas tienen tres etapas, incluido el huevo. ¿Qué vamos a hacer con un gusano con siete formas? Este organismo altamente complejo claramente no podría haber evolucionado hasta convertirse en un sistema tan complejo. Todo sobre su ciclo de vida sugiere que está altamente diseñado. Ni los evolucionistas ni los creacionistas de la tierra antigua de tiempos profundos pueden imaginar cómo el Schistosoma pudo desarrollar sistemas tan altamente especializados.
Y, sin embargo, tal criatura, a primera vista, parecería causar un problema a los creacionistas. ¿Realmente Dios habría creado tal organismo que puede causar tanto sufrimiento a otras criaturas, especialmente a las personas?
Claramente, Dios no hizo este gusano de esa manera. Tiene sentido que, de alguna manera, el estilo de vida de un parásito alguna vez haya sido beneficioso para su anfitrión: una relación simbiótica. Desde la Caída, sus buenas propiedades han mutado y ahora causa daño. El Schistosoma muestra elementos de diseño divino y a la vez de degeneración causados por el pecado. Solo los creacionistas tienen una explicación tan racional.
Oración: Cuando pensamos en estos parásitos desagradables, te pedimos Señor, que des fuerza y sabiduría a las misiones médicas, para que brinden alivio a las áreas donde abundan tales enfermedades. Y, envía Tu Evangelio de Salvación, te lo pedimos. Amén.
Ref: Gurney, R., ¿Qué pasa con los parásitos? Creación 31(3): 34–37, junio del 2009. Imagen: Dominio Público.
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