Génesis 2:20a
“Y puso Adán nombre a toda bestia, a toda ave de los cielos y a todo ganado del campo; pero no se halló ayuda idónea para él”.

Durante más de un siglo, los libros de texto han utilizado a los pinzones de las Islas Galápagos como un ejemplo de la acción evolutiva.  ¡Los hechos muestran que las diferencias entre estos pinzones son menores que las diferencias que hay en la población humana – y nadie afirma que estemos evolucionando! Un menor ejemplo conocido de la evolución en acción fue desafiado recientemente en la Cómo hacer que un científico tarareeliteratura científica concerniente a ciertos colibríes encontrados en la isla de Santa Lucía en el Caribe.  Durante mucho tiempo se afirmaba que una especie de colibrí estaba divergente y que se estaba convirtiendo en otra especie.  ¡Sin embargo, ahora sucede que los colibríes eran nada más que el macho y la hembra de la misma especie!  El macho de la especie tiene un pico relativamente recto perfectamente diseñado para permitirle una alimentación eficiente del néctar de las flores rojas y naranjas de una flor relacionada con el ave del paraíso.  El colibrí hembra, por otro lado, tiene un pico más largo y muy curvo que es perfecto para alimentarse de las flores verdes de diferentes plantas, también relacionadas al ave del paraíso.

Aquellos que creen en la evolución señalan tales diferencias y argumentan que es el medio ambiente que ha hecho que estas diferencias se desarrollen.  El creacionista ciertamente estaría de acuerdo pero señalan que esas variaciones están estrictamente limitadas.  El darle a una de estas variaciones el nombre de otra especie no hace que sea una especie diferente y por lo tanto no puede ser utilizada como evidencia de la evolución en acción.  Otra vez, para utilizar el ejemplo humano, los humanos tienen diferentes colores en la piel pero nadie hoy en día aplica diferentes nombres o afirmaciones de que estamos evolucionando.

Prayer:
Señor, ayúdame a entender cómo Tu mano se revela en Tu creación. Amén.

Notes:
Science News, 7/22/00, pp. 52 53, “Flowers, not flirting, makes sexes differ.”

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