Génesis 1:25
E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.

Las jirafas se encuentran entre las criaturas más extraordinarias de Dios.  Siempre que veo una jirafa en un zoológico o en la televisión, pues no he tenido el privilegio de viajar al Serengueti, constantemente me sorprende que alguien pueda pensar que estos asombrosos animales evolucionaron por casualidad.

El cuello humano contiene siete vértebras. Se podría suponer que el cuello de la jirafa tendría más vértebras debido a su gran longitud, pero no es así. Ella tiene siete vértebras muy alargadas en el cuello, pero, a diferencia de nuestras vértebras, las de la jirafa están unidas por una disposición de rótula.

Hay ocasiones en las que una jirafa necesita bajar el cuello al suelo. Un ejemplo de esto sería cuando una jirafa se inclina para beber, extendiendo sus patas delanteras. Si tengo que inclinar la cabeza hacia abajo, me mareo un poco, y para una jirafa, la fuerza de gravedad y la alta presión detrás de la sangre deberían ser suficientes para explotar los vasos sanguíneos en los ojos y en el cerebro de la criatura. Sin embargo, las arterias de la jirafa tienen una enorme red de vasos más pequeños a los que se puede desviar la sangre, protegiendo su cerebro y manteniendo el suministro suficiente para cuando la jirafa levante la cabeza de repente sin desmayarse. Un animal de cuello largo, pero sin estas derivaciones, moriría cada vez que bebiera. Pero, un animal con cuello corto no necesitaría estos complejos mecanismos. La jirafa fue diseñada exactamente para el propósito que Dios tenía para ella.

Oración: Gracias Señor, porque te preocupas por todos los animales que has creado. Y, ¡cuánto más te preocupas por nosotros! Amén.

Ref: Pitman, D, Jirafas, Creación 33(4):28–31, octubre de 2011. Imagen: CC BY-SA 2.0 Genérico.

Momentos de La Creación © 2023.  Todos los derechos reservados.

Share this: