Génesis 1:24
“Luego dijo Dios: ‘Produzca la tierra seres vivientes según su especie: bestias, serpientes y animales de la tierra según su especie’ Y fue así.”

El escarabajo bombardero tiene un poderoso y complejo sistema de protección contra sus enemigos.  Las glándulas dentro del escarabajo producen una mezcla de dos compuestos, hidroquinonas y peróxido de hidrógeno.  Estos químicos deben mantenerse en diferentes cámaras, porque cuando entran en contacto el uno con el otro reaccionan.  Cuando el escarabajo es amenazado, los químicos se mezclan en una tercera cámara donde se añade un tercer químico y una reacción explosiva toma lugar.  Esta reacción fuerza a que la solución cáustica salga a través de una “boquilla” especial.  El escarabajo es experto en apuntar esta boquilla contra su enemigo.

Si a este sistema le falta cualquiera de sus partes, no le vale de nada al escarabajo; los químicos solos son muy peligrosos.  Así que este sistema de defensa sofisticado no pudo haberse evolucionado por etapas.  Imagínese al pobre escarabajo que evolucionó la habilidad de producir químicos pero que no habían evolucionado las cámaras correctas para mezclarlos sin explotarse a sí mismo.  ¡La primera vez se alarmó, y zaz desapareció! – ¡no más escarabajo!

El escarabajo bombardero es un problema tal para los evolucionistas que muchos de ellos han desafiado las afirmaciones que una explosión toma lugar.  El hecho es, que el escarabajo puede dar a uno una fea quemadura.  Inclusive la revista popular Science Digest explicó la defensa del escarabajo bombardero con las palabras “reacción explosiva.”

Claramente el escarabajo bombardero es una excelente evidencia que las criaturas fuero originalmente creadas de forma terminada por un Creador sabio, sin  necesidad de etapas de mejoramiento.    
  

Prayer:
Te agradezco, Señor, que hiciste una creación perfecta que es tan maravillosa que aún ahora, bajo la carga del pecado, todavía me llena de admiración. Sin embargo, te agradezco con mi vida por salvarme del pecado, la muerte y del diablo. Amén.

Notes:
Science Digest, Aug., 1983. p. 74.

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