Génesis 7:11
“El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día  fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas…”

Estruendos y pequeñas erupciones habían estado ocurriendo durante unos tres meses cuando llegó el grande. El penacho de ceniza se elevó miles de pies y convirtió el día en noche cuando el volcán más activo del continente europeo cobró vida en su erupción más famosa y devastadora, en agosto de 79 d. C.

Después de aproximadamente cuatro días, no todo había terminado. El Vesubio había arrojado cenizas calientes y humos sulfurosos sobre el área. Esto fue particularmente malo para la antigua ciudad de Pompeya, que estaba enterrada debajo de esta roca en polvo.

“La fortuna favorece a los valientes”, dijo el autor e historiador Plinio el Viejo, cuando intentaba rescatar a algunos de sus amigos de la ciudad, mientras que piedra pómez caliente caía sobre él. Su cuerpo fue encontrado más tarde, sin lesiones visibles. Es probable, por lo tanto, que fue envenenado por compuestos de azufre del volcán.

Cuerpos fueron enterrados vivos. Las excavadoras en tiempos modernos han encontrado vacíos donde los cuerpos sepultados se han podrido. Se han hecho curiosos y macabros moldes de yeso de estos vacíos, revelando las acciones finales de las desafortunadas víctimas.

La actividad volcánica es un aterrador fenómeno natural. ¿Con qué frecuencia ha utilizado Dios esas erupciones? ¿Fueron el fuego y el azufre lloviendo sobre Sodoma y Gomorra una tal erupción? Podrían no haber sido – Dios es capaz de hacer que tal fuego caiga del cielo sin volcán, si así lo desea. Pero ciertamente parece que el comienzo del diluvio del Génesis fue ocasionado por una actividad volcánica mundial masiva, registrado como “fuentes del gran abismo”.

Oración: Dios Padre, nos encontramos en reverencia ante Tu impresionante potencia cuando consideramos las erupciones volcánicas a lo largo de los siglos. Gracias porque, de alguna manera, esto nos recuerda Tu poder abrumador, y estoy agradecido de que hayas utilizado Tu poder para salvarme. Amén.

Ref: Enciclopedia Británica, <https://www.britannica.com/place/Pompeii>, accedido 30/4/2018. Imagen: Pompeya y el Vesubio, licencia: CC BY-SA 3.0.

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