Génesis 1:3
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

Siempre estoy fascinado por el ingenio de los primeros experimentadores de la ciencia que hicieron descubrimientos sorprendentes. Por ejemplo, en 1850, el científico francés León Foucault creó un experimento que podría medir la velocidad de la luz.

Foucault ideó un experimento, basado en “La Teoría de Onda”, para calcular la velocidad de la luz. Instaló dos espejos separados el uno del otro, uno de los cuales podría hacerse girar. Una lente convexa podría obtener una imagen de un objeto reflejado en el espejo giratorio y enfocarlo en el espejo fijo. Este espejo volvería a reflejar la luz. La luz incidente se iluminó, a través de una rendija, en ángulo con el espejo giratorio. Cuando todo ya estaba fijo, se hizo que la imagen final apareciera en el mismo punto que la ranura. Pero, cuando el espejo se giraba, la imagen se desplazaba de la ranura. Cuanto más rápido giraba el espejo, mayor era el ángulo en el que la imagen se desplazaba de la ranura. Esto, pensó Foucault, se debía a que una parte diferente de la onda golpeó el espejo giratorio. La velocidad de rotación está relacionada con el ángulo de desplazamiento, por un factor, que incluye la velocidad de la luz. Así fue que Foucault pudo calcular esa velocidad, y finalmente obtuvo un valor muy preciso en 1862.

Ahora, podemos comprender mejor la complejidad del comando “Sea la luz”. Fue Dios quien creó la luz y, asimismo dio a los brillantes científicos el ingenio para estudiar Su Universo.

 Oración: Dios Padre, como hiciste la luz física para iluminar al mundo, asimismo hiciste la luz para iluminar las mentes de las personas. Te agradecemos porque podemos investigar la ciencia pues haz hecho un Universo de orden. Amén.

Ref: Michelson, Albert A. (1880). Determinación Experimental de La Velocidad de La Luz,                                                                <  https://web.archive.org/web/20131101062011/http://www.gutenberg.org/files/11753/11753-h/11753-h.htm >, visitada 10/29/2018. Imagen: Albert A. Michelson, de Dominio Público.

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