Proverbios 12:25
“La congoja abate el corazón del hombre; la buena palabra lo alegra”.

La Biblia frecuentemente nos advierte contra la ansiedad.  La ciencia moderna está de acuerdo que la ansiedad produce todo tipo de cambios negativos en el cuerpo.  Un reciente estudio sobre ratas sugiere que el daño realizado por la ansiedad empieza prácticamente en el principio de la ansiedad.

En el estudio, los científicos utilizaron electrodos en algunas de las ratas para simular lo que sucede en un cerebro cuando se da el aprendizaje.  Luego ponen a todos los animales a través de un ejercicio de aprendizaje.  Las ratas debían aprender a encontrar y nadar hacia una plataforma sumergida en un tanque de agua.  Los científicos encontraron que aquellas ratas cuyos centros de aprendizaje estaban sobre estimulados hicieron un trabajo mucho más deficiente en aprender que aquellos que no estaban sobre estimulados.

El aprendizaje por lo regular toma lugar mientras nuevas experiencias fortalecen las conexiones entre las células de los nervios.  Sin embargo, los científicos concluyeron que una sobre estimulación previene que aquellas conexiones se fortalezcan.  En términos prácticos, esto significa que hay un límite de cuan rápido podemos absorber nueva información.  En otras palabras, el estudiante que no duerme toda la noche estudiando para exámenes finales terminará siendo menos capaz de aprender que el estudiante que no esta ansioso y que duerme en paz la noche antes de los exámenes finales.

Así que, si usted alguna vez ha tenido tiempos cuando ha pensado que su cerebro simplemente no podía absorber más información, probablemente tenía razón.  De la misma manera hoy tenemos aún otra razón del por qué Dios, en Su Palabra, nos urge a no estar ansiosos, sino a echar nuestras preocupaciones sobre Él.  Después de todo, ¿si Él envió a Su único Hijo para rescatarlo del pecado, la muerte y del diablo, acaso no le ayudaría a sobrellevar lo que le pone ansioso?

Prayer:
Amado Señor, dejo mis preocupaciones sobre Ti, porque Tú me amas. Amén.

Ref: J.T., Las ratas tienen demasiado en sus mentes, Science News, v.154, p.250, 17 de octubre de 1998. Foto: Cortesía de Maxwell GS. (CC-BY-SA 2.0)

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