Juan 10:35b

“‘… y la Escritura no puede ser quebrantada…'”

Los científicos que creen en la creación siempre han dicho que los métodos evolucionistas para dar fecha a las edades de las rocas, son demasiado remotas.  Hay muchos ejemplos de cómo aquellos que creen en las largas edades evolucionistas  exageran las capacidades de sus métodos de fechaje.  Los científicos en el Instituto por la Investigación de la Creación recientemente publicaron otro ejemplo de como los métodos de fechaje evolucionistas proporcionan edades descabelladamente exageradas.

Los métodos de fechaje que dan las edades más remotas para rocas son tomadas de rocas que alguna vez fueron lava.  En el Gran Cañón del oeste de los Estados Unidos encontramos dos formaciones de rocas que fueron alguna vez lava.  Una esta metida profundamente en el cañón.  Y está fechada por los evolucionistas entre las rocas más antiguas del cañón – más de (mil millones) un billón de años.

Hay un segundo flujo de lava, universalmente reconocido como las rocas más jóvenes, que fluyó desde arriba del borde del cañón hasta el río que se encontraba abajo del cañón.  Este flujo es fechado como meramente miles de años.  Sin embargo, científicos del Instituto por la Investigación de la Creación tuvo muestras de este flujo fechados en tres laboratorios utilizando el mismo método utilizado para fechar los flujos más antiguos.  ¡Mientras que la roca debe haber sido demasiado joven para producir una fecha, ésta de hecho fue fechada como más antigua que la roca que se encontraba al fondo del cañón!

Esto es aún más evidencia científica de que aquellas inmensas edades evolucionistas no están bien sostenidas por la ciencia.  No existe ningún buen desafío científico en contra de la verdad de la Biblia.

Oración: Te agradezco Señor porque entre todas las palabras del mundo, Tu Palabra es confiable.  Bendice a aquellos que están trabajando para revelar los lasos que los no creyentes acumulan sobre Tu verdad, e incrementa mi compromiso por estudiarla cada día.  Amén.

REF.: Steven A. Austin, Ph.D. 1992. Excessively Old “Ages” for Grand Canyon Lava Flows. Impact, February. p. i-iv.

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