Génesis 22:17a
“De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar.”

El científico ateo Dr. Richard Dawkins sugiere que se debe alentar a los niños a tener una sensación de asombro ante las maravillas de la ciencia. Mi problema con esa declaración es hacia donde se dirige el asombro.

Siempre he estado asombrado por universo. Cuando era niño, mi padre pasaba horas conmigo, con un pequeño telescopio, o un par de prismáticos, mirando hacia arriba en el cielo nocturno las estrellas y los planetas. Cuando aprendí a leer, rápidamente devoraba los libros sobre Astronomía. Cuanto más sabía, más amaba el cielo.

Se estima que hay 1022 estrellas en el universo. Esto es un 1 con 22 ceros después. Curiosamente, una playa típica tiene aproximadamente el mismo número de granos de arena. Y, estos son ambos conceptos que Dios le dio a Abraham al bendecirlo y explicarle el propósito de sus descendientes. “De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar”. (Génesis 22:17)

Y, ahí está el problema con la declaración de Dawkins. Su idea del asombro es una que está impresionada por el universo, o por la célula, o lo que sea que uno está estudiando. La guía de Dios para el estudio de las estrellas o de la arena es que nos asombremos de Él. Es el Creador, y no la creación, que debe ser el foco de nuestro asombro.

Oración: Señor Dios, alabamos Tu Nombre, y nos asombramos de Tu Creación mientras te adoramos, Tú eres el Creador de todas las cosas y Redentor de nuestras almas. Amén.

Autor: Pablo F. Taylor

(2007), La Verdad, Las Mentiras y la Educación Científica (Leominster, Reino Unido: Publicaciones del primer día), pág. 36. Imagen: Paranel Observatory, CC BY-SA 4.0 International.

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